dimecres, 21 de gener del 2009

El clafoutis de monsieur Degas (autora: Joana M. Torres)

Jeanne Degas

En Paris, a 24 de mayo de 1913


Distinguida Marquesa de Mont-Flotant:

Tan solo unas líneas para agradecerle la agradable bienvenida de ayer. Como ya les dije, nunca nadie había ofrecido una velada musical en mi honor. Hoy he intentado dar a tío Edgar todos los saludos, pero me presentaron a tanta gente que temo haber olvidado a alguien. ¡Son Uds. tan amables! siempre había imaginado París como una ciudad grande donde la gente a duras penas se conocería; y sin embargo, ayer me hicieron sentir como en casa.

He explicado también a tío que el clafoutis es el postre de moda. ¿Y sabe qué? le ha hecho mucha ilusión: dice que lo tomaban de niños, porque su cocinera era de Limoges. Y ha sido un momento muy bonito porque desde que llegué hace una semana no había conseguido hacerle interesar por algo. Así es que hoy he hecho comprar cerezas, harina refinada y huevos: quiero darle una sorpresa con la receta que Uds. me pasaron.

Le pedí también el dibujo del que Ud. me habló. Dice que, en efecto, se lo llevó al estudio para retocarlo. Pero como la mayoría de las obras están aún por desembalar tal cual llegaron de la rue Massé, aún no he sabido encontrarlo. Le doy mi palabra de que en cuanto lo localice, lo acaba y se lo devolvemos.

Reiterándole las gracias por todas sus atenciones,

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Aurore Levy

En Nantes, a 1 de junio de 1913


Mi querida Jeanne:

Llegamos esta mañana perfectamente; podéis quedar tranquilos. Además, me dice David que la producción de galletas está saliendo muy bien. Algo más quería comentarte: aprovechando que has venido a cuidar a tío te invitarán todas, y te pedirán favores. Haces bien en salir, que a mí también me gustó mucho estando soltera, y hay que aprovecha. Que a mal tiempo buena cara; lo he tenido que hacer muchas veces y bien me ha ido. Pero mira qué te quiero decir: te empezarán a pedir que esto y lo otro de tu tío, y que aquí y allá. Y no está el hombre para enredos. Van para 79 los próximos que cumpla. Pero ya digo: mientras quede alguien con tío, tú sal, conoce gente y ponte a la moda.

Ya me han dicho que le lees cada día el periódico y que le haces unas meriendas exquisitas, que tienes muy buena mano para el dulce. Aprovecha que es ésta buena primavera para las cerezas y el clafoutis es muy agradecido. Más cuajado o menos cuajado, pero siempre sale bien. Y con el azúcar en polvo de la fábrica verás que te quedará la masa más fina. Te la haré llegar por Daniel, que tiene tu edad y estará encantado de conocerte.

Sobretodo, cuida mucho a tío (que sé que sí) y cuídate tú también.

Muchos besos de tu tía Aurore,

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Eugène de Fontainedorée, Marquesa de Mont-Flotant

En París, a 6 de junio de 1913


Apreciada Mlle. Degas:

Disculpe el retraso en responder a su amable carta, pero como sabrá hemos pasado unos días en Biarritz. El honor fue nuestro al gozar aquella noche de su compañía; qué menos para la sobrina del gran Edgar Degas, el mejor pintor del siglo.

Me sabría mal molestarles con la devolución del dibujo. Dígame qué tardes reciben Uds. Será un placer volver a visitar a su tío, llevarme personalmente el dibujo, y de paso dar cuenta de su clafoutis, que parece empieza a ser también famoso.

Recuerdos a su tío. Quedando a la espera de sus noticias, reciba un cordial saludo,

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Tiziana Belleseconde

En París, a 11 de junio de 1913


Carissima Jeanne:

¿Cómo va todo? Su tío, ¿está mejor? Se sabe por todas partes que sí va mejor, y que vuelve a golosinear. También cuando había venido a nuestra casa en Florencia le gustaba mucho el budín que nosotros los toscanos hacemos con la ricotta y las cerezas. Aquí le acompaño uno hecho en un molde de roseta que al volcar queda en esta forma de margarita. Yo espero que le plazca.

Me he encontrado en la sombrerería con la marquesa de Mont-Flotant. En estos días, cuando ella vaya a visitarles, ¿me harían el favor de recibirme también? No quisiera estorbarles, mas debo preguntar a su tío la data en que pintó el retrato de los míos. Es una pequeña curiosidad.

Muchas gracias,
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Mary Cassatt

En París, a 15 de junio de 1913


Apreciada Jeanne:

En primer lugar, estoy contenta de que tu tío esté tan bien cuidado. En segundo lugar, debes saber que está aquí en París el matrimonio Bridges. Son los coleccionistas de arte impresionista más importantes de la costa Este y quieren abrir el mayor museo de Arte de los Estados Unidos.

Como pintora y gran amiga de tu tío Edgar, yo sé lo doloroso que es para él desprenderse a estas alturas de unas obras que aún se resiste a desembalar. Pero tú puedes ser muy útil a tu tío; tú puedes ayudarle a proyectar su fama en América. Jeanne, sería muy bueno para él que accediera a vender, ni que fueran 5 o 6 cuadros solamente. ¿Qué tal si me paso mañana a merendar con vosotros para intentar convencerle? Me dicen en la sombrerería que ahora le hace gracia el clafoutis: yo puedo llevar uno con jengibre. ruibarbo y guindas confitadas, como los tomábamos durante todo el año en Boston. Si no dices nada en contra, hasta mañana entonces,
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Daniel Levy

En París, a 16 de junio de 1913


Querida mamá:

Llegué bien. Pero ni te imaginas lo pesado que es el tren, y encima cargado con la maleta, el neceser, la cesta de picnic y los sacos de azúcar. Debió ser un espectáculo verme salir del compartimento y subir al coche de punto. Y encima volver hoy a arrear con el azúcar a casa de tío Edgar.

Está apagado, mamá, no se interesa por nada ni participa de la conversación. Dice su sobrina que se pasa el día medio dormitando. Por cierto, que no digo que no sea buena chica y que no cocine bien, pero la cara no le hace justicia. Encima, no sé qué le ha dado con empezar a ordenar el estudio. Ni sé cómo se atreve, porque cuesta incluso poder pasar de la puerta.

Por cierto, mamá, para guardar los cuadernos de dibujo de tío creo que le irían bien algunas latas, las defectuosas de fábrica. Pero por favor, mamá, hacedlas llegar de otra manera. No esperéis a que yo vuelva de Nantes cargando con ellas en el tren.

Un beso de tu primogénito,

P.S.: Estaba también la Cassatt, que te manda recuerdos.

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Edgar Degas

En París, a 24 de junio de 1913


Apreciado Dr. Échelle,

Se va uno haciendo mayor y le va alejando la vida de los amigos. Así que le agradezco los saludos que me hace llegar por Jeanne.

Va uno perdiendo las ganas de dibujar y de casi todo y le cuesta entender la vitalidad de estos jóvenes (el mayor de los Lévy y mi sobrina) que ahora la han tomado con ordenar mis obras.

Es como si a uno le ordenaran la vida. ¿Y qué más da cuándo hice un dibujo, u otro que dejé por retocar? Pero aquí vuelve a venir medio París a echar la tarde. Desde luego, cómo se malgasta el tiempo cuando se es joven y le queda a uno tanto por delante.

Sabe lo que le quiero decir, doctor, sin querer resultar grosero. Si Ud. me hiciera el favor de pasarle a mi sobrina unas pautas adaptadas a mi edad y restringir tanta visita, le quedaré muy agradecido.

Reciba mi más cordial saludo por los viejos tiempos,

P.S.: Y sobretodo, prohíbame el clafoutis. Llevo 30 días comiéndolo cada día y me salen las cerezas por las orejas.

Desconcert (Autora: Consol Farré)

La notícia m’ha sacsejat, la mort desapareix. Tothom en parla. La mort deixa d’existir! Així, tal com sona. Sembla ser un fenomen més d’aquest món tan regirat. Amb això de l’escalfament de la terra, la mort se n’ha anat a un altre planeta. Aquesta és una circumstància que canvia molt les coses. Ara, tot serà per sempre. Sona fort, això de l’eternitat. Penso en el meu marit, uf!; aguantar-lo perpètuament... no, no podré pas. Hauré de trobar la manera de resoldre aquesta situació; perquè una cosa és un amic més o menys emprenyador que veus de tant en tant, però l’altra és un senyor que tens a casa i que no marxarà mai més. Perquè si una cosa té clara, en Claudi, és que el matrimoni és per a tota la vida. Ell, que és un home de principis, ho mantindrà, ja ho crec que ho mantindrà. En canvi jo, que no sóc de maneres tan dràstiques, pensava que la mort ho cura tot i que no hi ha res que cent anys duri. També alimentava la idea que els homes viuen menys i, qui dia passa any empeny. I encara més, com que ell està cada dia més xacrós, no pot durar gaire. Però ara, amb això de la desaparició de la mort, tot se’n va en orris. Ja ho deia, la meva àvia, que Déu nostre senyor l’hagi perdonada. “El món està trasbalsat”. Pobra, sort que no ha hagut de viure aquest ensurt, perquè mira que li portà feina preparar-se la mort. Ella ho tenia clar. “Serà l’última festa en què participo”. I va morir com volia, amb un mirament exquisit per tal que estigués tot a punt. La veritat és que no hi va faltar de res, des de l’orquestra al refrigeri. A fe de món que ho recorda tothom, va ser una autèntica celebració.
Amb la desaparició de la mort també es perd un altre ritual. Si continuem així, no sé on anirem a parar. Jo, que sóc de poble, recordo haver anat a vetllar els morts. Era un bon costum, i durava vint-i-quatre hores. A la nit, els homes es posaven en una estança i les dones en una altra. La família del difunt treia galetes i vi bo en un porró, que anava passant de l’un a l’altre. Es feia un repàs de tot i de tothom. Estic segura que el mort ho agraïa, perquè restava acompanyat fins a l’últim moment.
Ara estic ben capficada, no sé com afrontaré aquesta nova circumstància. En primer lloc, se m’acut que, per tal de compensar la presència perpètua del meu marit, potser seria convenient de buscar-me un bon amant. De moment no em sembla pas descabellada, la idea, donat que la cosa va per llarg.

Todo en su sitio (Autora: Carme Deltell)

Ella dibuja en su espalda
-¿Qué es esto?
Él se gira, la abraza y vuelven a besarse. Ella lo rechaza
-Es tarde
Él asiente. Se sienta en la cama y se apoya en la almohada mientras la mira: su espalda, su cabello, sus caderas. Le gusta ver cómo se viste, con movimientos gatunos.
-Hasta el martes. No me llames si no es necesario
Le besa. Con un beso frío, de despedida para siempre o hasta el próximo martes.
Oye sus pasos alejarse por el pasillo del hotel. Duros, seguros. Cuando desaparecen él se viste, rápido, sin cuidado y sale corriendo a buscar el coche.

-Llegas tarde. ¿otra reunión de trabajo?
Besa a la mujer en la mejilla hundida que huele a cocina y le desata el nudo del delantal.
Ella protesta. Es el juego. Él hace, ella protesta, él sonríe, ella ríe y todo vuelve a estar en su sitio. Todo hecho a su tiempo, con sus ingredientes, como sus cocidos, que devoran ante el televisor. ¿te gusta? ¡que bueno! Hay más. Tengo bastante. Y así hasta que acaba el programa y se levantan del viejo sofá y se encierran en su habitación y se desnudan deprisa y sin mirarse. Pero ella hoy tiene hambre, se ha quedado hambrienta de hombre. El beso le ha sabido a poco y el roce de sus dedos al desatar el delantal le ha abierto el apetito. Juegan. Con deseo moderado y en silencio. Ella tiene sed de recuerdos y hurga en su espalda, quiere dibujar corazones, letras. Quiere jugar a adivinar.
-¿Qué es esto?
Ya es tarde para darse la vuelta. O para mirarse al espejo. Hay algo ahí. Hay un rosario de martes dibujados en su espalda.
-Es tarde –dice él mientras apaga la luz.